El síndrome de Dravet es una forma grave de epilepsia causada por una mutación en el gen SCN1A, pero este gen no lo explica todo. La investigación del síndrome de Dravet sigue avanzando y hoy os queremos hablar de un artículo que me se titula “Beyond SCN1A: Additional genomic variation in Dravet syndrome” y que se ha publicado recientemente en la revista Epilepsia. Los autores son investigadores de diferentes instituciones que se dedican, entre otros, al estudio de las bases genéticas de la epilepsia. El objetivo del artículo es explorar la influencia de otros factores genéticos más allá de la mutación en el gen SCN1A en el fenotipo o síntomas del síndrome de Dravet.
Para ello, los autores analizan el genoma completo de un grupo de 34 adultos con síndrome de Dravet y encuentran que hay casos de fenotipos combinados (la presencia de dos variantes patogénicas que causan dos enfermedades diferentes), como el caso de un individuo con síndrome de Dravet y displasia cortical focal (una malformación cerebral que causa epilepsia focal) debido a una variante en el gen DEPDC5, que regula el crecimiento celular.
También encuentran un exceso de variantes (mutaciones) raras en genes relacionados con la epilepsia, como CHD2 (que interviene en la remodelación cromatínica), IQSEC2 (que participa en la transmisión sináptica) y SCN8A (que codifica para otra subunidad de los canales de sodio), que podrían contribuir a la gravedad o la variabilidad del fenotipo.
Además, encuentran una contribución poligénica (la suma de muchos genes comunes) al fenotipo general, utilizando puntajes de riesgo poligénico (PRS) para diferentes rasgos como la epilepsia, la inteligencia o la longevidad. Los PRS son medidas estadísticas que estiman el riesgo genético acumulado para un determinado rasgo a partir de miles o millones de variantes comunes distribuidas por todo el genoma.
Los resultados muestran que los individuos con síndrome de Dravet tienen un PRS más bajo para la inteligencia y más alto para la longevidad que los controles, lo que podría implicar que el resto del genoma modula el impacto de la variante en SCN1A. Por último, los autores sugieren que la exploración del genoma completo puede ayudar a identificar variantes protectoras o modificadoras que podrían ser utilizadas para desarrollar nuevas terapias dirigidas.
¿Qué significa todo esto para las familias afectadas por el síndrome de Dravet?
En primer lugar, significa que hay una gran diversidad genética entre las personas con síndrome de Dravet y que no todas tienen el mismo tipo o grado de afectación. Esto puede explicar por qué algunos pacientes tienen un mejor pronóstico o una mejor respuesta al tratamiento que otros.
En segundo lugar, significa que hay más factores genéticos implicados en el síndrome de Dravet que la mutación en SCN1A y que estos pueden tener un efecto positivo o negativo sobre el fenotipo. Esto abre la posibilidad de buscar variantes beneficiosas que puedan contrarrestar el efecto nocivo de la mutación en SCN1A o potenciar el efecto terapéutico de los fármacos.
En tercer lugar, significa que hay que tener en cuenta el resto del genoma para comprender mejor la biología y la variabilidad del síndrome de Dravet y para diseñar estrategias personalizadas basadas en el perfil genético individual. Esto implica un mayor esfuerzo en la investigación y en la colaboración entre científicos, médicos y familias.
En definitiva, este estudio es un ejemplo de cómo la genómica puede aportar luz sobre las causas y los mecanismos de esta enfermedad compleja y heterogénea, y abrir nuevas vías para el desarrollo de terapias personalizadas. Esperamos que este tipo de investigaciones sigan avanzando y que puedan mejorar la calidad de vida de las personas con síndrome de Dravet y de sus familias, por lo que trabajamos día a día desde la Fundación Síndrome de Dravet.
Si queréis saber más sobre este estudio, podéis consultar el artículo científico original aquí.
Un sueño, una meta.