Si bien hasta hace unas semanas tendíamos a decir que no, ahora podemos afirmar indudablemente que la respuesta es que sí.
Una vez que la crisis actual del coronavirus sigue perdurando en el tiempo, desafortunadamente sabemos que ya está afectando al desarrollo de nuevos fármacos y tratamientos.
Por una parte, todas las restricciones logísticas que se están aplicando por la crisis sanitaria actual están afectando en algunos de los nuevos ensayos clínicos, especialmente a aquellos que están en fase de reclutamiento.
En una situación donde tenemos de manera muy limitada nuestra libertad de movimiento y donde los hospitales suelen ser un foco de infección, los pacientes prefieren no correr riesgo alguno y algunas empresas farmacéuticas ya han anunciado de manera pública las dificultades añadidas que están teniendo para reclutar pacientes, pudiendo dar lugar incluso a una cancelación o retraso de los ensayos clínicos por falta de pacientes.
Esto se agudiza todavía más en enfermedades raras, donde el número de pacientes es más limitado.
También hemos de añadir que las restricciones a la libertad de movimiento están afectando además a los propios investigadores, que en algunas ocasiones no pueden acceder a los laboratorios, imposibilitando que avancen en sus investigaciones de manera adecuada.
Por otra parte, muchas compañías farmacéuticas y grupos de investigación se van a tener que enfrentar, como el resto de la sociedad, a una crisis económica sin precedentes.
Todos los mercados financieros se están viendo afectados por la crisis actual y muchos inversores ya están tomando una actitud conservadora, limitando fuertemente sus inversiones. Así que es posible que muchas empresas farmacéuticas o grupos de investigación que necesiten fondos se vean sin ellos y no sean capaces de avanzar tal y como esperan en sus programas de desarrollo.
Por tanto, y muy a nuestro pesar, todo hace indicar que habrá cierto impacto, aunque la medida en la que la COVID-19 va a impactar en los resultados de las diferentes compañías farmacéuticas y grupos de investigación es verdaderamente incierta e imposible de predecir.
Más allá de estas líneas y de nuestro propio análisis, podemos comprobar que son ya varias compañías farmacéuticas las que han comunicado a la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos el impacto que podría tener la situación generada por la COVID-19, coincidiendo con nuestro propio análisis.
Desde nuestra parte y aunque tengamos un radio de acción limitado, estamos en conversaciones con diferentes farmacéuticas y grupos de investigación para explorar cómo podemos ayudarles y qué podemos hacer en el contexto de esta terrible situación.
Seguiremos, como siempre, trabajando para ver cómo podemos ayudar e impulsar el avance de la investigación en el síndrome de Dravet.
Un sueño, una meta.