Compartimos con vosotros a continuación el resumen de un artículo científico en el que se analiza y describe el primer ratón con síndrome de Dravet de acceso abierto, que la Fundación Síndrome de Dravet puso a disposición de la comunidad científica internacional y a través del cual se está investigando en tantos proyectos, incluidos algunos de los más relevantes que buscan corregir la causa subyacente del síndrome de Dravet y, por lo tanto, curar la enfermedad.
El síndrome de Dravet (SD) está causado en hasta un 90% de los casos por una haploinsuficiencia funcional del gen SCN1A, que codifica la subunidad alfa de un canal de sodio dependiente de voltaje (Nav1.1).
El desarrollo preclínico de nuevas terapias para el tratamiento del SD requiere la disponibilidad de modelos animales que recapitulen la enfermedad a nivel genético y clínico y que sean accesibles para toda la comunidad científica.
El objetivo del presente artículo, realizado por los investigadores del CIMA, fue evaluar si el modelo animal desarrollado por la Fundación Síndrome de Dravet – B6(Cg)-Scn1atm1.1Dsf/J, disponible para su compra en Laboratorios Jackson – cumplía el primer requisito, concluyendo que este modelo animal recapitula todas las manifestaciones clínicas de SD; lo que lo convierte en una excelente herramienta preclínica.
Este modelo presenta una mutación de relevancia clínica para el SD – la A1783V en el dominio IV segmento transmembrana 6 – que conduce a una pérdida de función del canal Nav1.1.
Esta mutación sólo se pone de manifiesto cuando se cruza este ratón con otro ratón que expresa la cre recombinasa.
En nuestro laboratorio decidimos emplear un modelo cre que garantizase la expresión de la mutación en todas las células de los ratones descendientes de este cruce – B6.C-Tg(CMV-Cre)1Cgn/J disponible para su compra en Laboratorios Jackson – con el objetivo de reproducir fielmente lo que ocurre en los pacientes.
Los descendientes de este cruce, manifiestan todas las características clínicas del SD.
Presentan una elevada tasa de mortalidad durante las 8 primeras semanas de vida (70%), un umbral térmico epileptógeno reducido (4.7ºC menos que los animales sanos), deterioro cognitivo, trastornos motores, ansiedad, hiperactividad y defectos en la interacción con el medio ambiente.
Los estudios electrofisiológicos llevados a cabo mostraron la presencia de descargas epileptiformes interictales (entre crisis) espontáneas, cuya frecuencia aumentaba de forma paralela al incremento de temperatura ambiente hasta desembocar en una crisis generalizada.
Las crisis epilépticas observadas en estos animales fueron de tipo multifocal con propagación uni o bihemisférica; y, con frecuencia, resultaron en convulsiones tónico-clónicas generalizadas.
Este artículo ha sido publicado recientemente en la revista Scientific Reports, es de acceso gratuito y está disponible AQUÍ.
Antes de cerrar la publicación, aprovechamos para dar las gracias al equipo del Cima Universidad de Navarra por su trabajo en la búsqueda de la cura del síndrome de Dravet.
Un sueño… una meta.